Maldivas, el impactante y bellísimo color de sus aguas azul turquesa y la sonrisa cálida de nuestros anfitriones de COMO Maalifushi nada más llegar al pequeño aeropuerto de Male, ya hacía presagiar una estancia inolvidable. Las horas previas de vuelo y el cansancio desaparecieron en un segundo. ¡Nunca había tenido una sensación igual al llegar a un aeropuerto!
Cabe destacar la importancia que tiene el alojamiento para disfrutar de Maldivas; si la elección es la acertada, disfrutaremos de este precioso destino de una manera única.
En COMO Maalifushi cuidan cada uno de los detalles al extremo, empezando por la comodidad de los trámites para embarcar en nuestro hidroavión y el agradable pre check-in en el lounge del aeropuerto de Male. Impresionante también la recepción al hotel, donde nos esperaban con un agua de coco en el atolón después de un espectacular vuelo en hidroavión.
La mía fue sin duda una estancia especial en Maldivas. Pude disfrutar de la excelencia del programa de wellness de COMO Shambhala, de su increíble y cuidada gastronomía healthy elaborada de forma exquisita, y de la práctica del yoga en los rincones más bellos del atolón, ¡incluida su preciosa isla privada!
La práctica del yoga rodeada de espléndidas palmeras y la brisa marina más deliciosa, junto con las mejores puestas de sol que he visto nunca, no pueden explicarse con palabras.
Y el masaje con aceite de coco en su espectacular spa con vistas al océano Indico, del que disfruté después, también debe vivirse en primera persona.
Delfines, tortugas marinas, la barrera de coral más rica de todas las Maldivas donde practicar snorkel y submarinismo muy cerca del hotel, hacen de este rincón un lugar totalmente único.
Con tan sólo cinco días en Maldivas, puedo afirmar que se trata de un lugar del que hay que disfrutar, ¡como mínimo una vez en la vida!