Islas Feroe: Postales desde el norte
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Situadas en el corazón del Mar del Norte, al noroeste de Escocia y a medio camino entre Islandia y Noruega, las Islas Feroe surgieron hace millones de años, como resultado de una gran actividad volcánica, tras separarse Groenlandia del continente europeo.
Un archipiélago poco conocido, de dieciocho islas de gran belleza, con una geografía extraordinaria de acantilados espectaculares, cascadas impresionantes, cuevas, grutas y lugares que parecen salidos de una postal de cuento. Bien conectadas con Copenhague y algunas ciudades europeas, ofrecen al viajero una experiencia única de actividades en la naturaleza, conexión con los locales, buena gastronomía y una cultura sorprendente, fruto de la influencia de los pueblos que por ellas han transitado, principalmente vikingos provenientes de Escandinavia y viajeros celtas y escoceses.
La aproximación del vuelo hacia la isla de Vagar, donde se encuentra el único aeropuerto de las Islas Feroe, es ya de por sí todo un espectáculo. Entre la tímida niebla surgen montañas de un verde intenso, repletas de cascadas rebosantes de agua y ¡muchas, muchas ovejas! No es por casualidad que Feroe signifique, en nórdico antiguo, Islas de las Ovejas.
Nuestro centro de operaciones, desde el que hemos explorado el resto, ha sido la isla de Streymoy. Aquí se encuentra la capital, Tórshavn, una de las más pequeñas del mundo.
Esta pequeña y coqueta ciudad nos ha sorprendido, pues ofrece un atractivo abanico de comercios, boutiques de diseñadores locales, buenos alojamientos, cafeterías y restaurantes de calidad.
De hecho, en estas islas hemos saboreado platos deliciosos, especialmente a base de cordero.
La excelente calidad de este producto feroés se debe, en gran medida, a las condiciones climatológicas que se dan aquí, que permiten que la vegetación absorba todos y cada uno de los nutrientes del suelo, antes de ser consumidos por las ovejas isleñas.
Un paseo por el casco antiguo de Tórshavn es una de las mejores maneras de adentrarse en la cultura y pasado histórico de las Feroe. Con edificios que conservan el estilo arquitectónico tradicional, entre los que se encuentra el Parlamento, uno de los más antiguos del mundo en activo.
El arte y la cultura local están muy bien representados en Tórshavn. La National Gallery es un lugar ideal para experimentar la naturaleza e historia de las Faroe, a través de un recorrido por las obras de un importante número de artistas locales que aquí se exponen. Una de sus principales atracciones es una de sus habitaciones, fabricada en cristal y espejos, donde puedes mirar hasta 700 metros arriba y abajo, ¡muy singular!
En un inmenso almacén reconvertido en un particular Museo de Historia, pudimos conocer detalles muy interesantes sobre el origen, la historia y la forma de vida en unas islas tan remotas.
Nuestro guía nos explicó cómo estas islas surgieron tras una gran actividad volcánica, hace millones de años, creando este archipiélago de valles profundos, fiordos y montañas.
También nos compartió leyendas sobre los vikingos que navegaron hasta ellas, la tradición pesquera y otras tradiciones populares.
La aislada ubicación que ofrecen las Islas Feroe las convierte en refugio ideal para un gran número de colonias de aves y, aunque durante nuestra visita muchas de ellas ya habían emigrado, es imprescindible mencionar que estas islas son un paraíso para los aficionados al birdwatching.
Frailecillos, albatros, águilas pescadoras…, en los meses de primavera y sobre todo en verano, estas colonias de aves ofrecen un espectáculo único.
Y la mejor manera de disfrutar de este espectáculo es desde el mar. En velero, lancha rápida, en kayak… Grutas y cañones afilados sirven de escenario perfecto para la observación de estas aves.
El senderismo es otro de los grandes atractivos de estas Islas. Los antiguos caminos transcurren entre valles y montañas que conducen hasta faros remotos, acantilados vertiginosos y una de las joyas de este lugar, el lago Leitisvatn, o “lago sobre el océano”, llamado así por el efecto óptico que su ubicación produce.
Llegar hasta aquí fue toda una experiencia, ¡los vientos soplaban fuerte!
¡Nunca antes habíamos visto tan bellos arcoiris!
La isla de Kalsoy, a la que llegamos navegando a bordo de una goleta nórdica, fue uno de los escenarios elegidos por el equipo de rodaje de la última película de James Bond, “No Time to Die”. Aquí tuvo lugar una de las escenas clave de la película, así que, como grandes seguidoras que somos del agente secreto, decidimos rendirle homenaje subiendo hasta el punto más alto de la isla, donde se encuentra el Faro de Kallurin. La belleza del lugar merece el esfuerzo.
Mikladalur, también en la isla de Kalsoy, es uno de los lugares con mejores vistas sobre el océano. Y también sobre la estatua de una imponente “seal woman”, cuya leyenda nos cautivó.
En el acogedor Cafe Edge, donde las vistas sobre el océano son realmente impresionantes, nos recompensaron el esfuerzo de la caminata con una de las mejores sopas que hemos comido nunca.
Con una población total de unos 50.000 habitantes, ¡las ovejas les doblan en número!, en las Islas Feroe no existen aglomeraciones, ¡de momento!
Sus paisajes rivalizan en belleza con sus vecinos nórdicos, Noruega o Islandia, ofreciendo una experiencia muy diferente, más privada e íntima.
Además, sus gentes son amigables, divertidas y acogedoras.
Hacía mucho tiempo que queríamos visitarlas y explorarlas como lo hemos hecho ha valido mucho la pena.
