Creando recuerdos en Noruega
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Había viajado a Noruega con anterioridad, pero ya sea por su belleza ártica, por sus fiordos que se adentran en la tierra o por sus fenómenos tales como las auroras boreales o el sol de medianoche, es un país que nunca me deja indiferente.
El territorio de Noruega, oficialmente Reino de Noruega, está organizado en dieciocho provincias, con Oslo como capital. Desde la Segunda Guerra Mundial, el país ha experimentado un rápido crecimiento económico y, en la actualidad, es uno de los países más ricos a nivel mundial. Con un modelo nórdico de bienestar y valores arraigados en ideales igualitarios, también es uno de los países con un índice de criminalidad más bajo del mundo.
Para muchos etimologistas, Noruega significa “la ruta del norte” o “el camino hacia el norte”, un nombre muy acertado para describir uno de los países más bellos del norte de Europa. Un destino en sí mismo, con multitud de atractivos que ofrecer al visitante.
Esta vez, mi viaje consistía en descubrir todo lo que Ålesund y sus alrededores podía ofrecerme. De la mano de 62º NORD, combinando mi estancia en tres de sus propiedades para llevar a cabo diferentes actividades, volví a enamorarme una vez más de este bello país nórdico de una nueva y exquisita forma: “Luxury, the Norwegian way”.
Ålesund, uno de los mayores y más importantes puertos de pesca de Noruega, es ciudad y municipio en la provincia de Møre og Romsdal, a 236 kilómetros de Bergen. En enero de 1904, la ciudad sufrió uno de los incendios más devastadores de Noruega, en el que prácticamente toda la ciudad fue destruida y cuyos más de diez mil habitantes tuvieron que refugiarse en el mar en plena noche. Tras un periodo de planificación, entre 1904 y 1907 la ciudad fue reconstruida siguiendo el estilo arquitectónico art nouveau de la época.
Volé a Ålesund vía Oslo y mi primera parada fue el Hotel Brosundet, a tan solo 15 minutos del aeropuerto. El hotel es un acogedor refugio en el centro del antiguo puerto comercial de Ålesund y lo primero que sorprende al llegar es su autenticidad. Su inmensa chimenea transmite al huésped, nada más poner un pie en él, la sensación de encontrarse en casa. Sus 130 habitaciones son singulares y están decoradas en un estilo nórdico con un diseño de alta calidad.
A la mañana siguiente pude disfrutar de una visita turística por la ciudad en la que apreciar la belleza de los edificios. Pude visitar el Faro Molja, en el que existe también la posibilidad de pasar la noche. Por la mañana es posible disfrutar de un desayuno en la cama servido por el Hotel sin dejar de contemplar el paisaje del Atlántico.
Más tarde nos dirigimos a Gurines Local Food Farm, y en la granja Nonsvik pudimos degustar comida típica y descubrir las tradiciones culinarias locales. Un viaje al pasado que nos permitió profundizar un poco más en la cultura nórdica.
Mi llegada al Storfjord Hotel fue todo lo que cabía esperar. Un hotel sacado de un cuento de hadas en el que reina la tranquilidad entre sus paredes de madera. Este hotel boutique de lujo está situado en una ladera que ofrece espléndidas vistas al fiordo Storfjord y a los Alpes Sunnmøre y sus 32 habitaciones, todas con suelo radiante, son espaciosas y confortables.
El Hotel cuenta con una gastronomía elaborada cuidadosamente con productos locales, ya sea pescado recién cogido o carne de caza de los bosques cercanos. En su cocina vista, su secreto es hacer honor a los ingredientes y permitir al huésped experimentar el sabor auténtico del Storfjord.
A la mañana siguiente me esperaba un día lleno de actividades para conocer los alrededores. A un espectacular vuelo en helicóptero hasta Ljøen para disfrutar de las vistas del Fiordo de Geiranger, le siguió una divertida visita a una granja de llamas y, por último, una ruta en bicicleta en plena naturaleza. Fue muy curiosa también la visita a un pueblo que parecía sacado de la Tierra Media…
Tras un día tan activo, llegué al acogedor Hotel Union Øye, un encantador hotel de solo 27 habitaciones ubicado en un entorno extraordinario y con una gran historia a sus espaldas. Desde su apertura en 1891, el Hotel Union Øye ha proporcionado a la realeza, a alpinistas y a artistas un lugar tranquilo en plena naturaleza. Todas sus habitaciones están decoradas de forma individual con antigüedades cuidadosamente seleccionadas y llevan el nombre de personajes ilustres que se han alojado entre sus paredes como Kaiser Wilhem, King Oscar, Sir Arthur Conan Doyle, entre otros.
A la mañana siguiente pude disfrutar de algunas de las actividades que ofrece el entorno, como es el kayak, así como de un rato de compras en Devold Factory. Un pequeño oasis comercial en el que encontrar outlets y tiendas de ropa de estilo nórdico de calidad en un entorno auténtico de edificios de estética industrial. Además, ¡era imprescindible cambiarse de ropa para nuestra siguiente experiencia!
Ya equipados con ropa impermeable nos dirigimos a Skotholmen en lancha, navegando sobre las olas con las montañas a tu alrededor. Otra experiencia absolutamente increíble que te permite disfrutar de la naturaleza que te rodea desde una perspectiva totalmente diferente.
Y tras una magnífica comida privada en el restaurante Skotholmen, volví al Hotel Brosundet para la que sería mi última noche en el sur de Noruega. Un lugar mágico al que estoy convencida que volveré, por sus paisajes, su gastronomía, su alto nivel de actividades y, sobre todo, porque me he sentido como en casa.
