Hacía mucho tiempo que deseaba visitar Perú. Su historia, su naturaleza y su gastronomía me tenían fascinado desde que era un niño. Fantaseaba con descubrir ciudades perdidas, conocer nuevas culturas y templos perdidos.
Y al fin llegó el día. Pau ¡Te vas a Perú!
La brisa marina de Lima nos da la bienvenida a Perú. Recorremos sus calles en dirección al distrito de Miraflores, donde se encuentran ubicados los mejores hoteles de la ciudad.
Nos alojamos en el fantástico Miraflores Park, A Belmond Hotel, Lima situado en un frondoso jardín con preciosas vistas del malecón de Miraflores. Un verdadero santuario urbano.
El restaurante Tragaluz nos espera, estamos en una de las capitales mundiales de la gastronomía, y después de horas de vuelo tenemos hambre. ¡Qué más podemos pedir!
El restaurante emana elegancia y tranquilidad. Los limeños lo saben y disfrutan de sus apetitosos platos igual que nosotros.
Degustamos un ceviche de atún Nikkei, nori y aceite de ajonjolí, conchas a la parrilla, mantequilla negra y ajo crocante, y también el primer Pisco del viaje.
Nos levantamos temprano, nos espera un vuelo Lima a Cusco. Una hora y cuarto después estamos en la ciudad Inca por antonomasia. Cusco, la antigua capital de Perú - en la época Inca- bulliciosas y bonitas calles empedradas con sus rincones plagados de historia.
Imprescindibles la catedral en la plaza de Armas, Templo de Santo Domingo y Koricancha, una iglesia y un convento dominico construido sobre las bases del Koricancha, el principal edificio religioso de los Incas dedicado al culto del sol.
Nos encontramos a 3.399 metros de altura, y se nota, nada que un caramelo de coca o una infusión de muña no pueda solventarlo. Importante adaptar al cuerpo y tomárselo con calma.
Nos alojamos tres noches en el Palacio Nazarenas, A Belmond Hotel, Cusco un escondido hotel, ideal para reposar y disfrutar de sus patios y claustros entre sus muros de antiguas piedras incas. Almorzamos en una hermosa localización con las mejores vistas de Cusco.
Mañana será un gran día, visitaremos la ciudadela Inca de Machu Picchu y de la mejor manera posible. ¡A bordo del majestuoso Hiram Bingham A Belmond Train Machu Pichu Nombre acuñado por ser el explorador que re-descubrió y dio a conocer al mundo la ciudadela.
Llegamos a la estación de tren de Poroy y es imposible no emocionarse. ¡El tren es precioso! Los vagones pintados en distintivos colores azul y dorado. Amenizamos la espera con una buena copa de cava y música interpretada magistralmente por un cuarteto Andino.
Los interiores del tren son lujosos, cálidos y acogedores, con elegante decoración al estilo de los trenes Pullman de la década de los años '20. Vagones-Comedor, un Vagón-Bar para Observación y un Vagón-Cocina, y puede transportar hasta 84 pasajeros.
Solo nos queda recorrer en ómnibus la carretera serpenteante con vertiginosos acantilados en medio de un montañoso bosque tropical.
Llegamos a una de las Siete Grandes Maravillas del Mundo moderno. La creación urbanística más impresionante de todo el imperio Inca.
Machu Picchu ( montaña vieja), y enfrente de nosotros medio cubierta por las nubes, como un guardián cauteloso, la montaña Huayna Picchu (montaña joven). Empezamos un precioso viaje hacia el pasado. Construida alrededor de 1450 y abandonada cien años después, tras la conquista española.
El historiador Hiram Bingham alcanzó las ruinas gracias a los pastores locales y lo divulgó al resto del mundo. No fue el primero en llegar, pero si la persona que lo dio a conocer a nivel mundial.
La vuelta a Cusco en el tren es una fiesta, provocada por sensacionales músicos en el Vagón-Bar que saben cómo caldear el ambiente y la excitación de todos los pasajeros del tren. Los más calmados optan por disfrutar de una sobremesa mientras admiran el paisaje.
Me encanta recorrer una parte de mis viajes por carretera. Le da una visión más cercana y polvorienta del terreno, conocer y visitar las comunidades locales, sus tiendas y sus mercados.
Así es como nos dirigimos a Ollantayambo, atravesando campos que se funden con las vistas de los picos nevados de las Cordilleras de Urubamba y Vilcabamba.
Paramos en un pequeño pueblo de Chinchero donde nos enseñan detalladamente el proceso de lavado teñido con plantas, hilado y tejido, y como lo hacían sus antepasados.
Nos dirigimos al Rio Sagrado A Belmond Hotel Valle Sagrado un hotel con un emplazamiento privilegiado, junto al Río Urubamba, donde disfrutamos de suculentas especialidades a la parrilla rodeado de la inmensa naturaleza del Valle. ¡Gracias Pachamama!
Por la tarde, exploramos Moray, un sitio peculiar, con un grupo de terrazas colocadas en círculos concéntricos. Utilizado como laboratorio agrícola en el cual se domesticó muchas especies de cosechas de diferentes alturas.
El poblado colonial de Maras fue el centro de explotación de los cercanos salares que datan de tiempos precolombinos. Una especie de bañeras naturales, aparentemente minúsculas desde lo alto, que tiñen la zona de una paleta de colores que pasa del rosa arcilla al blanco más puro, brillante y cristalino en época de cosecha.
Sin duda uno de los grandes momentos del viaje fue a bordo de Andean Explorer A Belmond Train Peru constituye la esencia de los grandes viajes en tren, en un viaje por los antiguos reinos y las maravillas naturales de Perú. Pasaría días de viaje en uno de los trenes más lujosos del mundo, atravesando montañas y extensas llanuras andinas, hacia Arequipa, compartiendo vivencias con el resto de pasajeros. Un servicio a la altura de los viajeros más exigentes y una gastronomía que fue una obra de arte.
Nos dirigimos hacia la brillante belleza del Lago Titicaca, que se extiende por la frontera entre el Perú y Bolivia y uno de los lagos más altos y profundos de Sudamérica. Cuenta la leyenda, que de sus profundidades emergió los fundadores del imperio incaico y dio origen al mismo mundo.
Nos dirigimos en lancha a las islas flotantes de Uros, donde compartimos vivencias con la comunidad “URUS”.
La Raya marca la frontera entre las regiones de Cusco y Puno y es un área natural típica de la zona conocida como "Puna" cuya flora circundante está formada principalmente por "ichu" y su fauna por "alpacas", "llamas" y vicuñas. Bajamos del tren y vemos amanecer entre infusiones y una fogata improvisada. Lo inmortalizamos con decenas de fotos ¡Click!
Al día siguiente exploramos las cuevas de Sumbay, donde apreciamos más de 500 pinturas y gravados de la fauna local, incluyendo manadas de guanacos, un pariente de la llama que aún vive en la sierra alta de Perú.
Nos desplazamos hasta el Mirador de la Cruz en el cañón del Colca, son las 15:00 de la tarde, estamos completamente solos, y sin rastro del cóndor andino. ¡Es casi imposible ver cóndores a esta hora de la tarde! nos desalienta la guía. Nuestra paciencia tiene recompensa y al cabo de 20 minutos vemos una familia de cóndores sobrevolando por el cañón. Majestuosos y gigantes, ayudados por las corrientes del cañón. Uno de los momentos más emocionantes del viaje.
Volvemos a Lima desde Arequipa, encantadora tierra volcánica. Nos desplazamos al Museo Larco Hera, la única mansión colonial del Siglo XVIII, que fue construida sobre una pirámide precolombina del siglo séptimo. Entre los muchos tesoros del Museo Larco, admiramos la gran colección de oro y plata peruano antiguo. Un lugar tranquilo donde los Limeños más acaudalados celebran el día de la madre, entre piscos y ceviches.
Es hora de decir ¡Adiós Perú!, bueno dejémoslo en un ¡Hasta luego!