Camboya es sin duda una de las tierras más bellas de Asia y uno de los pueblos más hospitalarios del mundo. Su sobrecogedora historia reciente hace incluso más increíble el talante acogedor, sonriente y cariñoso de sus habitantes. Pero si hay algo que puedo destacar sin lugar a dudas, son los espectaculares e impresionantes templos de Angkor.
Mucho se ha escrito e investigado sobre ellos, pero se desconoce todavía cómo el Imperio jemer fue capaz de alcanzar una perfección arquitectónica, creativa y de ingeniería tan espectacular como la que encontramos aquí.
El misterio que los envuelve se debe en gran parte a que se conservan muy pocos o casi ningún escrito con información detallada de los mismos.
Al parecer, durante la época dorada del Imperio jemer, entre los años 1200 y 1400, coincidieron un conjunto de mentes brillantes, arquitectos, matemáticos y creativos de las artes decorativas junto con los expertos ingenieros, que dominaban a la perfección uno de los pilares fundamentales del imperio, el control del agua a través de espectaculares canales interiores y exteriores.
Su procedencia es un misterio, aunque todo parece indicar que los conocimientos procedían de la región de Tamil Nadu, en el sur de la India.
Cada uno de los rincones que he visitado me ha dejado sin palabras.
La llegada a Angkor Wat cuando despunta el alba, sin un solo visitante todavía, para observar la salida del sol desde un rincón privilegiado, es una de las experiencias más bonitas que existen. Y su atardecer sobre el lago es la perfección absoluta.
Madrugar para llegar a la salida del sol vale totalmente la pena, además, luego nos recompensaron con uno de los mejores desayunos del mundo, en una casa local típica jemer.
El espectacular templo de Bayon, con sus más de 200 caras perfectamente esculpidas mirando hacia los puntos cardinales, es realmente sorprendente. Ta Prohm, el templo de las raíces, mundialmente famoso por la película Tomb Raider, supera con creces la ficción. Uno se da cuenta cuando contempla estas maravillas, que es todo un privilegio poder viajar a este lugar, por lo menos una vez en la vida.
En Banteay Srei, denominado el Templo de las Mujeres por el especial detalle y finura de sus grabados y esculturas, principalmente realizado por mujeres, destaca el precioso color rosado de sus piedras, que lo hace realmente bello.
El paisaje y geografía de Angkor, repleto de arrozales, ríos y lagunas, lo hace ideal para recorrerlo en quad, fuera de las rutas habituales. Una experiencia divertida en la que escuchamos interesantes historias por parte de nuestro guía, originario del lugar, mientras observamos a los locales en sus quehaceres diarios.
Sin duda un destino mágico, misterioso y bello, con excelente gastronomía y alojamientos, ¡al que recomiendo viajar al menos una vez en la vida!