Últimamente nos sucedían algunos fenómenos poco comunes.
En los últimos días habíamos recibido señales que nos mostraban que algo mágico iba a suceder.
Un día al salir de la ducha, Pol y Cai vieron en el espejo entelado un mensaje ininteligible que firmaba “Papá Noel”. En otra ocasión, nuestro teléfono móvil mostraba, como por arte de magia, imágenes de paisajes árticos, nevados, que nunca habíamos visto con anterioridad.
Finalmente, el jueves 24 de noviembre, cuando me disponía a iniciar un día más, me encontré con unos billetes de avión en la mesa del comedor con salida ese mismo día, solo unas horas más tarde.Despertamos a Pol y Cai y entonces sucedió lo más inesperado: la televisión se encendió y Papá Noel apareció en la pantalla invitándonos a visitarlo en su refugio secreto en la Laponia finlandesa.
Preparamos las maletas rápidamente y salimos con rumbo al aeropuerto.
Las horas de vuelo pasaron rápidamente fruto de la excitación, Papá Noel nos había invitado a conocerlo personalmente en su casa, ¿puede existir algo más emocionante?
A nuestra llegada, Eerik nos esperaba con su perenne sonrisa y con un vehículo perfectamente preparado para las adversas condiciones climáticas.
Papá Noel nos había preparado un chalet con todas las comodidades imaginables y una suculenta cena fue la mejor bienvenida. Tras ella, necesitábamos descansar en nuestras confortables camas, mientras la temperatura exterior se desplomaba hasta los -15 ºC.
Tras un descanso reparador, nos disponemos a desayunar en la comodidad de nuestra nueva casa ártica. Al finalizar, nos encontramos con ropa térmica de nuestra talla perfectamente preparada: manoplas, botas y traje técnico para disfrutar de la experiencia sin pasar frío pese a las gélidas temperaturas.
Sin saber qué esperar, Eerik nos llevó hasta una granja de renos y huskies, donde pudimos conocerlos, jugar con ellos y, por fin, explorar junto a ellos los bosques helados en trineo.
Ville, fotógrafo profesional, también se apuntó a esta aventura, retratando cada momento de felicidad, convirtiéndolos en documentos gráficos para el recuerdo. Solo nos preocupamos de disfrutar de cada instante y al finalizar teníamos las mejores fotografías imaginables, ¡Papá Noel está en todo!
Tras una reconfortante sopa de lentejas en un cálido refugio, Eerik nos comunica que Papá Noel está listo para recibirnos, ¡el momento ha llegado!
En pocos minutos estamos en la entrada de un mundo mágico, dos divertidas elfas nos reciben y nos acompañan a través de toda la aldea de Papá Noel. Cocinamos galletas de gengibre, visitamos la escuela de elfos así como la roca mágica.
Finalmente, podemos entrar en la cabaña secreta de Papá Noel.
Allí nos recibe el más mágico y legendario personaje de la Navidad. Pol y Cai no acaban de creerse donde están. Papá Noel lo sabe todo acerca de ellos, sus amigos, profesoras, aficiones… Finalmente les deja preguntar lo que deseen y responde a todas y cada una de sus preguntas, no sin antes indicar que son secretos que no pueden revelar a nadie.
Nos hubiéramos quedado con él toda la tarde y hasta la noche, pero es momento de abrazarle y partir, ya que es una persona muy ocupada y debe seguir con todos sus quehaceres.
Todavía pellizcándonos para asegurarnos que lo que acabamos de vivir no ha sido un sueño, regresamos a descansar y a asimilar todo lo ocurrido.
La aventura proseguía, ya que antes de regresar a casa tuvimos tiempo de tirarnos en trineo, conducir en motos de nieve, pescar en el hielo y almorzar alrededor de una fogata con las vistas más mágicas imaginables.
¡¡Han sido unos días que nunca olvidaremos y un gran recordatorio de que la magia existe!!