Si hablamos de ciudades imperiales siempre nos viene a la mente Viena, la más imperial de todas y donde tras la subida al trono de la casa de Habsburgo se convirtió en el lugar de origen de los Sacros Emperadores.
Pero esta escapada no va de historia, ni de visitas convencionales ni tan siquiera va de conocer los lugares míticos. Esta escapada nos acerca a la Viena más cosmopolita, donde la tradición y la modernidad se hacen eco y juntas abren camino a conocer la ciudad desde otra óptica.
He visitado Viena en muchas ocasiones y en diferentes épocas del año, pero tan especial como en esta ocasión, puedo asegurar que ninguna.
Como no podía ser de otra forma, me aloje en el hotel Sacher, un emblema en la ciudad. Sus paredes están repletas de historia, de fotos de personajes conocidos que hicieron del Hotel Sacher su punto de encuentro, y sí, todos ellos atraídos por la excelente Sacher Torte!
Cuando entras en el vestíbulo del hotel, sientes que estás rodeado de historia. El servicio es excepcional así como los detalles tanto en la habitación como en cualquiera de los servicios que ofrece la propiedad. La renovación de las habitaciones ha sido un acierto además de ser muy confortables.
Viena es una de las ciudades más habitables y verdes del mundo con gran cantidad de parques, zonas verdes muy cuidadas y siempre evocando ese amor por la naturaleza y el entorno que tanto caracteriza a los austríacos.
¡La ciudad es un museo al aire libre!
Una vez más visité el Palacio de Belvedere, donde encontramos el famoso cuadro de pintor impresionista Gustav Klimt, "El Beso" y por supuesto muchas de sus obras. Una visita en privado, con el momento único de compartir la sala con una pequeña orchestra sinfónica deleitando los oídos con la tradicional música de Strauss. ¡Sin duda un momento único y muy especial!
Este día tenía que terminar con un broche de oro y así fue. Cené en el restaurante con dos estrellas Michelin, Steirereck, capitaneado por el chef Heiz Reitbauer. Basado en la gastronomía tradicional austríaca, y con una selección de los mejores ingredientes de cada región presenta lo mejor de la cocina contemporánea austriaca. ¡Un must en Viena!
Para los interesados en el arte contemporáneo, Viena está más de moda que nunca. El Museo de la Albertina alberga una cantidad ingente de obras de arte y es por ello que tiene constantemente exposiciones itinerantes de grandes artistas. Pude sumergirme en la exposición que está siempre presente "De Monet a Picasso". Para tomar un respiro hice un breve descanso en la terraza del restaurante Do&Go Albertina, siempre animada y con una cocina excelente.
Quería aprovechar la oportunidad que el la Oficina de Turismo de Viena nos brindaba acercándonos a la versión más contemporánea y de nuevo me adentré en el Museo para contemplar la obra del pintor Edvard Munch y del fotógrafo Michael Schmidt. Explosión de sensaciones ante obras tan magnificas de estos dos reconocidos artista.
Viena, no sería Viena si no hiciéramos alguna de las actividades más típicas, así que esperé a Mónica Fokkelman (nuestra insider en Viena) para que con su sabiduría y conocimiento nos transportara a esos momentos históricos que han marcado parte de nuestro presente. Mónica tiene un largo recorrido como periodista y guía así que subidas en una calesa nos dispusimos a recorrer la ciudad descubriendo los secretos de todos los rincones.
No hay nadie como ella para ponerte en situación, tanto en la sociedad actual como en tiempos pasados.
Me encantó acercarme al mercado de Naschmarkt, el mercado sibarita por excelencia y donde encontré una gran cantidad de puestos locales con una gran oferta culinaria. Está ubicado en el barrio de Freishausviertel cuna de la creatividad y lleno de locales de moda, restaurantes y cafés menos tradicionales y muchas galerías de arte moderno y de jóvenes promesas. Un ambiente cosmopolita y fresco que me llevó a vivir la slow life que tanto necesitamos.
La calle Servitengase está en el distrito 9º y actualmente es un "must" en la ciudad. Un barrio de influencia francesa, con un ambiente relajado, calles adoquinadas, terrazas, edificios que te recuerdan a Paris y sobre todo el lugar perfecto para disfrutar del mejor chocolate de Viena.
No podía irme de Viena sin ir a la Ópera House donde pude disfrutar una vez más del magnifico sonido que tiene la sala, un imprescindible.
No podíamos terminar un día tan especial sin cenar en el restaurante más típico de Viena. El restaurante Rote del Hotel Sacher. Una cena muy tradicional en la que no faltó la Sacher Torte, que año tras año su receta permanece inalterable.
Mientras me tomo un cocktail en la terraza Atmosphere en el hotel The Ritz Carlton, me llega una noticia: Viena ha sido premiada por Conde Nast Traveller como mejor destino internacional.¡¡ Enhorabuena!! ¡¡Qué gran noticia!!
Viena siempre es diferente, los gélidos inviernos donde parece una ciudad de cuento, las verdes y coloridas primaveras, los veranos donde la música y los festivales invaden la ciudad y como no los colores cálidos del otoño, todos estos contrastes me llevan a pensar en cuando será mi próxima vez. ¿Con qué me sorprenderá?