Tengo la suerte de haber viajado a Grecia varias veces en mi vida, y aun así, este carismático país no deja de sorprenderme. Por muchas veces que vaya, siempre hay interesantes novedades y lugares sorprendentes por conocer.
En esta ocasión, el motivo de mi viaje fue una full site inspection en Santorini, en el boutique hotel Istoria, en Perivolos.
El hotel es espectacular, pero más allá de su elegancia y estilo, lo que hizo mi estancia realmente especial fue el increíble trato y la cálida recepción que nos dieron. La familia del hotel Istoria nos hicieron sentir como en casa gracias a su hospitalidad y profesionalidad.
Y es que cuando los detalles llegan hasta el extremo de que te personalicen el agua, ¡está claro que estás en el lugar adecuado!
De hecho, me sorprendió pensar que el hotel llevara abierto tan sólo unas pocas semanas a mí llegada. Cuando viajamos a hoteles nuevos, es fácil detectar pequeños detalles todavía por pulir. En este caso, todo fue sencillamente perfecto, gracias a los cuidados y gran profesionalidad de los propietarios.
Todo el staff está excelentemente preparado, son serviciales, amables y muy profesionales.
La gastronomía es simplemente espectacular. Todos los platos están riquísimos y presentados con mucho gusto, cuidados al detalle.
La decoración es de lo más elegante y cada una de las 12 habitaciones, todas distintas y singulares, ofrecen un diseño exquisito, con su patio, piscina, terraza…
Durante mi estancia pude sentir un claro paralelismo entre nuestra cultura y la suya, una misma filosofía y manera de hacer las cosas.
Además de disfrutar de nuestra estancia en el hotel Istoria, vivimos una experiencia completa en la isla, combinando visitas culturales, como la del poblado prehistórico de Akrotiri, con salidas en catamarán y experiencias gastronómicas que nos llevaron a los mejores restaurantes de la isla.
También tuvimos la ocasión de visitar el resto de hoteles de la familia propietaria del Istoria.
Disfrutamos del atardecer desde el hotel Mystique, en Oia, uno de los lugares más románticos de la isla, con vistas a la caldera y un excelente restaurante japonés.
También nos acercamos al hotel Vedema, en Megalochori, un lugar que personifica la tradición de la familia propietaria por ser el sitio donde empezó todo; una larga historia de la saga familiar que se ha ido consolidando a lo largo de los años.
Y por supuesto, no hay que olvidar las villas, el plan ideal para los clientes más exigentes que viajan en busca de privacidad y de un confort total.
¡Me despedí de Grecia sabiendo que volveré!