De los Himalayas a Maldivas

Ladakh es una región situada al norte de la India, en un altiplano de más de 3.500 metros de altura, conocida como el “pequeño Tibet”. Un lugar pintoresco y sorprendente.

Cuando subimos a gran altura, lo primero y más importante es aclimatarse. Al fin y al cabo, ¡estamos casi en el techo del mundo! Por este motivo el primer día en Ladakh lo pasamos tranquilos, descansado, y por la tarde salimos a caminar y a visitar algunos comercios.

Nuestra primera parada fue en Shakti Nimoo Village House, una casa local renovada y decorada con mucho gusto y con hermosas vistas que forma parte de Shakti Himalaya. Este proyecto se centra en diseñar experiencias locales que permiten acercarse a los pueblos más remotos de la región. Estratégicamente localizas, estas casas son una opción ideal para descubrir la zona y llegar a lugares fuera de las rutas comerciales a la vez que permiten interactuar con los locales de la mejor manera.

En Nimoo visitamos los templos más inexplorados y disfrutamos de las visitas a gran altura a través de estrechas subidas y empinadas escaleras. Contrariamente a lo que sucede en zonas más turísticas de los Himalayas, donde es difícil escapar de la muchedumbre, en este lugar estuvimos siempre solos.

Allí, por la noche, se puede ver toda la Vía Láctea y, estando tan cerca del cielo, parece que se puedan tocar las estrellas con las manos.

Leh, la capital de Ladakh, es el paraíso de las compras. Pasear por sus mercadillos es de lo más divertido, y es un lugar ideal para conocer a gente interesante.

En las afueras de Leh se encuentra Shakti River House, desde donde pudimos descubrir el fascinante monasterio de Thiksey, un excelente ejemplo de arquitectura religiosa de Ladakh.

Desde allí también disfrutamos de excursiones en bicicleta y de experiencias únicas como poder conocer a algunos de los monjes y compartir interesantes charlas con ellos.

Allí también se encuentra el Women Empowerment Center, un centro del ejército donde apoyan a las mujeres de la región para ayudarlas a ser autosuficientes.

Nuestra siguiente etapa nos llevó por carretera hasta los exclusivos campamentos de The Ultimate Travelling Camp en Diskit, pasando por la carretera transitada más alta del mundo, a 5.602 metros de altura. ¡Circular por esta carretera es toda una aventura que discurre entre glaciares y adornados camiones!

Después de la aventura, llegar al campamento es todo un premio.

Las tiendas se parecen mucho a las de los safaris en África, ofrecen todas las comodidades y permiten dormir cerca de la naturaleza de los Himalayas, disfrutando de sus paisajes.

Uno de los momentos más mágicos fue cuando pudimos avistar un halo alrededor del sol, un fenómeno que al parecer da buena suerte a aquellos que lo presencian.

Además, durante nuestra estancia en Diskit practicamos el tiro al arco, realizamos una divertida excursión a lomos de un camello, y pudimos participar en una fiesta de homenaje a las mujeres.

De regreso a Leh tomamos una ruta alternativa y cruzamos el paso de Warila, a 5.312 metros de altura, para dirigirnos a Chamba Camp Thiksey, un fantástico campamento con hermosas vistas sobre el monasterio.

Antes de regresar a Delhi pasamos unos días en Ananda Himalayas, la cuna del Ayurveda, un lugar ideal para descansar junto al río Ganges y reencontrarse con uno mismo.

Además, Ananda Himalayas cuenta con excepcionales terapeutas y doctores especializados en medicina Ayurveda, y es una visita obligada para cuidarse y disfrutar de los cuidados corporales y de una alimentación rica y sana. De hecho, muchos de sus clientes son repetidores, y viajan allí una vez al año para encontrar el equilibrio.

También es ideal para vivir experiencias junto al sagrado río Ganges y admirar las ceremonias aarti que se celebran allí.

Después de nuestras aventuras en los Himalayas nos dirigimos a la bulliciosa Delhi para un divertido encuentro familiar con mi hermana y mis sobrinas. Aprovechamos para recorrer Old y New Delhi, además de inspeccionar los mejores hoteles de la ciudad para conocer todas sus novedades.

Durante nuestra estancia visitamos la mezquita de Jama Masjid y nos adentramos en la vieja ciudad en tuctuc hasta llegar al mercado de las especias.

También descubrimos todos los entresijos del templo sikh Gurudwara Bangla Sahib visitando su comedor social y admirando los ritos y la música de esta interesante comunidad.

En cuanto a los alojamientos, en Delhi hay hoteles para todos los gustos. Los más estilosos disfrutarán de una estancia en The Leela Palace New Delhi mientras se relajan en su rooftop y disfrutan de un baño.

Aquellos que busquen la última tecnología la encontrarán en The Oberoi Delhi, un hotel moderno y recién renovado. Y para los amantes de la historia y del estilo clásico, The Imperial New Delhi es la opción ideal.

En esta ocasión nosotros optamos por The Lodhi, un clásico en la ciudad que cuenta con piscinas privadas en muchas de sus habitaciones.

Desde Delhi viajamos a Trivandrum, en el sur de la India, donde después de algunos contratiempos y pérdidas de equipaje - problemas solucionados rápidamente por la gran profesionalidad de nuestros corresponsales en destino -, conseguimos embarcar hacia Soneva Jani, en Maldivas.

La verdad es que no me canso de volver a Maldivas, pues siempre hay un motivo para viajar a este paraíso. En esta ocasión, a parte de relajarme, aproveché para inspeccionar Soneva Jani por segunda vez, después de visitarlo justo después de su apertura, dos años atrás.

Soneva Jani es un resort espectacular, con una hermosa laguna, que poco a poco se va consolidando. Ofrece iniciativas de lo más interesantes, como sus talleres y estancias de chefs invitados y especialistas en campos de la astronomía o la vida marina, y trabajan continuamente para mejorar.

Nosotros disfrutamos de una excelente experiencia culinaria de la mano del MasterChef y celebrity Joe Barza, especializado en cocina libanesa.

También pudimos observar el espectacular cielo de Maldivas de la mano de Matt Robinson, un astrónomo que nos ayudó a avistar la luna llena de cerca, así como Júpiter y sus cuatro lunas, Saturno y Venus.

Matt es una de esas personas interesantes que nos encanta descubrir en nuestros viajes.

Combinamos nuestra estancia en Soneva Jani con una visita a Cheval Blanc Randheli, un clásico en Maldivas. Allí pasamos un día excelente y también pudimos disfrutar de un almuerzo y una cena deliciosos; un verdadero homenaje a los sentidos.

Aprovechamos la oportunidad para revisitar la propiedad acompañados de Renato W. Chizzola, General Manager y Vicepresidente de operaciones.

Me despedí de Maldivas con un “hasta la próxima” mientras disfrutaba de las vistas desde el hidroavión. Porque sobrevolar el paraíso es lo más parecido a estar en el cielo.