Cuenta la historia que en 1418, durante una expedición para explorar la costa africana, dos navegantes portugueses fueron desviados de su curso por una tormenta y llegaron a una pequeña isla que bautizaron como Porto Santo. Al año siguiente, en 1419, regresaron a la zona y redescubrieron una isla más grande y boscosa, a la que llamaron "Madeira" debido a la abundancia de madera que encontraron.

La Isla de Madeira nos recibe con una generosa lluvia. Nos encontramos en el corazón del océano Atlántico, donde la naturaleza despliega su poder y belleza en cada gota. Nuestro chófer nos asegura que al mediodía saldrá el sol.  Nuestra estancia para los próximos días es el histórico Reids Palace de la prestigiosa cadena Belmond, Train and Cruises. 

Un palacio de ensueño, construido en 1891 por el visionario escocés William Reid, ha sido el refugio de huéspedes ilustres, desde la realeza hasta presidentes, actores y exploradores como el intrépido Ernest Shackleton. En recepción nos aseguran que a las 15:00 saldrá el sol. Y en efecto, a la hora prevista los tímidos rayos aparecen y las calles de Funchal se llenan de vida.

Madeira: La isla de la eterna primavera

Visitar Funchal es algo más que una experiencia inolvidable. Conocida como la ciudad jardín. Llena de historia, cosmopolita y cultural.  Subimos al teleférico de Monte donde nos esperan las mejores vistas de la ciudad. Una experiencia de tonos azules, verdes y naranjas. Nos adentramos por el frondoso Jardín tropical Monte Palace Madeira, considerado uno de los mejores jardines del mundo.

Desde lo alto del Monte, a unos 500 metros de altitud, nos deslizamos por las pintorescas calles empedradas a bordo de los famosos "carrinhos de cesto ". Estos vehículos fueron creados en el siglo XIX, cuando fueron utilizados como medio de transporte para las familias adineradas de la zona.

El Mercado dos Lavradores, que ocupa un lugar destacado en el centro de Funchal, es un museo viviente donde la frescura, la vivacidad y los sabores tropicales del archipiélago ocupan un lugar destacado. El abanico de colores, aromas, personas y sabores que caracterizan a este mercado de Madeira lo hacen único.

Madeira: La isla de la eterna primavera

La gastronomía local de Madeira es una explosión de sabores y una experiencia sensorial. Desde sus frutas tropicales, pescados, la espetada de carnes o las lapas a la brasa. Sin olvidarnos su cóctel más famoso, la Poncha, compuesto a base de aguardiente de caña de azúcar, miel de limón y su vino dulce para maridad con los postres.

Madeira: La isla de la eterna primavera

¡Es como alojarse dentro de un jardín botánico! Exclamo cuando llego al A Quinta da Casa Branca, un hotel boutique rodeado de plantaciones y jardines de todos los colores.

Me cuentan que los propietarios son descendientes de John Leacock, pionero del comercio del vino de Madeira con Inglaterra en el siglo XVIII, la familia fue uno de los principales productores de este vino hasta 1925. El nombre de Leacock perdura: sigue siendo una de las marcas de vino de Madeira. Por su diseño innovador, el equipo de arquitectos recibió el prestigioso premio de arquitectura de Madeira en 1999, el "Premio de Arquitectura de la Ciudad de Funchal”.

Madeira: La isla de la eterna primavera

Era el momento de explorar la Isla y disfrutar de un abanico de paisajes incomparables. Desde miradores y acantilados sobrenaturales como el Mirador del Véu da Noiva o el famos Cabo Girão y su famosa plataforma de cristal suspendida ¡Qué vertigo!

Ascendemos por las serpenteantes carreteras llenas de bruma en dirección a los vertigniosos picos de Arriero y Ruivo. Conectados mediante un precioso sendero donde pudimos contemplar un mar de nubes debajo de nuestros pies.

Después de toda a mañana en la carretera es el momento de tomarse un respiro. Y sin duda no hay mejor sitio que Santana.  Donde se ha convertido en un de los pueblos más icónicos de Madeira gracias a las «casas de Santana»  por la peculiar belleza de su estilo arquitectónico, de forma triangular y cubiertas de paja.

Madeira: La isla de la eterna primavera

Como amante de la fotografía Madeira es un paraíso lleno de grandes localizaciones que sin duda guardaré en mi retina.

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