Hong Kong: tradición y vanguardia
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Había anhelado explorar la fusión entre lo moderno y lo tradicional, y Hong Kong era el escenario perfecto. Una escapada en el puente de diciembre que me ha acercado a redescubrir la emocionante ciudad conocida como "la perla de Oriente"
Con su impresionante línea de rascacielos que abrazan la bahía y su enrevesado puzzle tridimensional de barrios como Causeway Bay, Wan Chai y Central, Hong Kong emerge como un escenario donde la modernidad se fusiona con la historia en un abrazo cautivador. El bullicio de esta ex-colonia británica ofrece una travesía única, como descubrí durante mi reciente escapada, una experiencia que rebasó mis expectativas.
Hong Kong ha pasado de ser una sociedad pesquera a una ciudad comercial durante el siglo pasado. Sin embargo, debido al ambiente mixto de China y países extranjeros, Hong Kong ha preservado las excelentes tradiciones de China en todo, desde el estilo de vida hasta la cultura y el arte pero también vemos la influencia de las tendencias ideológicas occidentales, que forman características sociales y culturales diversificadas.
Tras un cómodo vuelo directo desde Madrid con Cathay Pacific, aterricé en Hong Kong. De camino a The Upper House me di cuenta de lo impresionante y curiosa que puede llegar a ser la ciudad.
Desembarcando en Central, el corazón de la isla de Hong Kong, me encontré inmersa en un torbellino de contrastes. Para navegar por las calles densamente congestionadas, las pasarelas elevadas se convirtieron en mi ruta preferida, ofreciendo una manera rápida y segura de moverme por la ciudad. Los tranvías antiguos y los icónicos autobuses de dos plantas son reminiscencias del pasado colonial británico que se entremezclan con la modernidad palpitante de la ciudad.
En las zonas peatonales que rodean las escaleras mecánicas, se conservan pequeños puestos callejeros donde los oficios tradicionales resisten el paso del tiempo. Y hablando de las escaleras mecánicas, estas imponentes estructuras de 800 metros de largo, salvando un desnivel de 130, ofrecen acceso directo al barrio de Soho, un oasis hípster asiático entre empinadas cuestas y callejuelas estrechas.
Explorar Soho me llevó a maravillarme con el Graham Street Market, un bullicioso mercado repleto de pescado deshidratado y frutas exóticas. Y, por supuesto, el Man Mo Temple, un templo antiguo que irradia autenticidad taoísta. Pero en medio de esta área llena de extranjeros, se revelan negocios modernos, un punto de referencia para la moda femenina vanguardista. La escena gastronómica no decepciona. Entre bares y restaurantes la zona se llena de vida en sus diminutas terrazas.
Tai Kwun nos abrió las puertas a la historia policial y judicial de la ciudad. Actualmente es una zona de ocio en la que pude disfrutar del ambiente local, mezcla de jóvenes adolescentes, familias y grupos de amigos que se reúnen aquí en estas fechas para disfrutar de las atracciones navideñas.
El arte encuentra su espacio en las calles de Soho con murales y grafitis asombrosos. Desde las casas antiguas pintadas por Alex Croft hasta las obras impresionistas de Dan Kitchener y las elegantes figuras femeninas de Elsa Jeandedieu, cada esquina es un lienzo que cuenta una historia.
La peatonal Cat Street, a solo unos pasos del PMQ, transporta al visitante al lado más tradicional de Hong Kong con su histórico mercado de antigüedades. Aquí, entre imitaciones, láminas de propaganda antigua y libros, se puede desenterrar auténticas gemas que bien podrían ser el recuerdo perfecto para llevar a casa.
Pero la experiencia no se limita a Central. Mi viaje continuó por otros distritos, explorando el Chi Lin Nunnery & Nan Lian Garden, donde los templos budistas exudan serenidad en su arquitectura de la dinastía Tang.
La inauguración del Hong Kong Palace Museum en Kowloon me llevó a un viaje fascinante a través de la historia y la cultura china, quedando impresionada por las piezas de cerámica y los tapices delicados. La magnífica vista desde el mirador dentro del museo ofrecía una perspectiva imponente de la ciudad.
Los días se sucedieron entre visitas al Art Museum y el Cultural Center, donde la caligrafía china y el arte moderno contaban historias fascinantes. El icónico The Peninsula Hong Kong, testigo de la grandeza histórica de la ciudad, ofreció una experiencia hotelera excepcional.
En conclusión, mi travesía por Hong Kong fue un descubrimiento constante de contrastes, fusionando la historia con la modernidad, lo tradicional con lo vanguardista. Esta ciudad, con su vibrante escena cultural, su rica gastronomía y su encanto ecléctico, es una invitación abierta para los viajeros intrépidos a sumergirse en sus calles, saborear sus platos y sentir el pulso palpitante de esta metrópolis dinámica. Es un lugar que captura el corazón de quien lo visita, dejando una huella imborrable que invita a regresar una y otra vez.
Entrevista de radio: Tradición y vanguardia
