Explorando Svalbard y la vida salvaje en el Ártico

Inicio uno de los viajes más esperados con mucha emoción y nervios, pues se presenta ante mi un medio totalmente desconocido, nuevo y muy diferente a otras experiencias anteriores.

Aquí, en Svalbard, la vida silvestre se despliega en una sinfonía de biodiversidad única. Escucho de la voz de expertos viajeros que si te pica el “mosquito Ártico” ya estás vendido… porque quieres más y más. Y si, puedo decir que he regresado con el “mosquito” corriendo por mis venas.

Puedes encontrarte cara a cara con majestuosos osos polares, los verdaderos reyes del Ártico, mientras las focas curiosas y las morsas disfrutan de las tranquilas aguas. Entre las montañas, renos y zorros árticos bailan en armonía con la tundra y los musgos, mientras las aves marinas llenan el cielo con sus graznidos y graznidos.

No obstante, junto con la emoción que Svalbard evoca, también surge la conciencia de la importancia de preservar este paraíso frágil y maravilloso. Aquí, la sostenibilidad se convierte en un deber sagrado, una promesa a las generaciones futuras. Svalbard es un faro de esperanza y ejemplo de prácticas responsables. Los visitantes son invitados a apreciar la naturaleza con respeto, minimizando su impacto y participando en actividades sostenibles.

Imagina estar rodeado de una belleza intocada, respirando el aire fresco del Ártico, sintiendo la brisa marina acariciando tu rostro. Svalbard te espera con los brazos abiertos, listo para dejarte sin aliento y recordarte que somos guardianes de este tesoro natural.

Svalbard es un destino remoto y como tal su llegada desde España siempre va a necesitar de alguna noche extra en puntos de conexión.
El barco desde el cual descubriría el ártico partía de Longyearbyen y hacia allí vole desde Helsinki; 4 horas más tarde pisaba el archipiélago de Spitsbergen.

La expedición empezó a bordo Ultramarine, uno de los últimos barcos de Quark Expeditions, dotado de la última tecnología en navegación, seguridad y en concepto de sostenibilidad.
La experiencia a bordo es muy única, la iréis descubriendo a lo largo del relato.
Embarcamos en Ultramarine y nos reciben con una gran sonrisa y con todo lujo de explicaciones sobre los servicios a bordo y nos citan en el teatro de abordo para profundizar. La emoción está a flor de piel, estamos en el Alto Ártico y empezados a descubrirlo.

El jefe de expedición Ryan Mcdevvit nos presenta a todo el equipo que estará con nosotros estos días.
El equipo consta de guías de montaña, expertos exploradores árticos, especialistas en glaciares, biólogos marinos, ornitólogos, historiadores, veterinarios, fotógrafos… Día a día el equipo nos regala su sabiduría y conocimiento tanto en las visitas que hacemos como en las conferencias a las que podemos asistir para comprender mejor el entorno por donde nos estamos moviendo. Es muy enriquecedor poder profundizar en un ambiente tan desconocido.

Tras una primera noche marcada por la experiencia de tener 24hrs. de luz amanezco rodeada de témpanos de hielo pero ¡qué belleza!

Estamos en el Raudfjden y mientras tomo mi primer café contemplando el paisaje a través de la ventana me pregunto cuán frágil e imponente es la belleza que me rodea. Sumergida en mis pensamiento nos lanzan un aviso… ¡osos polares viene a vernos!
Prismáticos en mano y equipada para estar el exterior contemplo durante horas los movimientos y juegos de estos magníficos seres de la naturaleza.

La mejor sorpresa del día fue la aparición de mas osos a la zona: un pareja que nos deleitaron con sus gestos juguetones y amorosos, una mama con su cria se detuvieron a alimentarse a costa de una morsa. Pero quien nos embelesó durante todo el día fue un joven oso polar jugando con el hielo, bañándose y posando para nosotros. Sin duda alguna un día estelar.

Los días transcurren rápidamente, pero siempre diferentes y con experiencias excitantes. En cada desembarque que hacemos con las zodiacs tenemos la oportunidad de conocer un poco más. Una de las que más me gustó fue caminar por la tundra, donde pisas la tierra que sustenta este archipiélago y desde donde podemos respirar aire puro, sin contaminación, ver brotar las flores en una naturaleza hostil pero siempre amable con la creación de nuevas vidas.

Para los amantes de los deportes es muy muy recomendable inscribirse en las salidas de kayak o paddel boarding.
Navegar en kayak por un fiordo en el Ártico es sumergirse en un mundo de asombro y conexión íntima con la naturaleza.El crujido distante de los glaciares, el aire nítido y la inmensidad silenciosa del paisaje te envuelven mientras te deslizas sobre aguas cristalinas.
La cercanía con la naturaleza es abrumadora: el resplandor azul de los icebergs a tu alcance y la posibilidad de encontrarte con la vida salvaje ártica te brindan una experiencia única que despierta tus sentidos y te conecta profundamente con este remoto y sublime entorno.

Llega uno de los momentos importantes de la navegación, nos disponemos a cruzar el paralelo 80. El paralelo 80 es crucial debido a que marca la frontera del Círculo Polar Ártico, representando un límite geográfico significativo. Aquí, la influencia del cambio climático y la biodiversidad ártica hacen del paralelo 80 una región de investigación vital para comprender y abordar los desafíos globales.

El corazón late acelerado mientras el barco se acerca sigilosamente. Observo las aguas expectantes. De repente, emerge majestuosa una ballena jorobada, su lomo rompiendo la superficie en un arco impresionante. El sonido del vapor de su respiración llena el aire y la emoción me embarga. No puedo evitar sentirme pequeña ante su grandeza. Es un encuentro mágico que quedará grabado en mi memoria para siempre, un privilegiado testigo de la maravilla de la vida salvaje en su hábitat.

Si en algún momento del viaje necesitas sentir un subidón de adrenalina, el momento es el baño en el ártico o Polar Plunge como se conoce en estos lares.
Un día soleado, temperaturas exterior entre 1 y 2 grados centígrados, la marina preparada, fotógrafo y todo el equipo con su mejor sonrisa nos animan a formar parte de esta aventura. ¡Y como no lo vas ha hacer! Pocas oportunidades hay en la vida de saltar y bañarse en el Ártico así que ni un segundo de duda…Salto!

Lo volvería ha hacer con los ojos cerrados.

Durante toda la expedición pienso sobre lo importante que es el Ártico en nuestras vidas y todo lo que aquí sucede; nos influye mucho más de lo que imaginamos. Debemos aportar un granito de arena en cada una de nuestras acciones; es como el aleteo de las mariposas que ese puede sentir al otro lado del mundo.

Como decía al inicio he regresado con el “mosquito ártico” y ahora solo pienso en conocer otras zonas árticas, como Groenlandia, Alto Ártico Canadiense, Alaska y porqué no, también en explorar la Antártida.

Entrevista de radio: Explorando Svalbard y la vida salvaje en el Ártico