A una altitud de 2.800 metros, los colores son brillantes: el azul del cielo, el rojo de la tierra y un mosaico fragmentado creado por una profusión de flores. Sol y Luna se inspira en este escenario luminoso y es un canto al Valle Sagrado de los Incas.
Su arquitectura es una mezcla de estilo vanguardista y del Perú primitivo, sus paredes de arcilla son el telón de fondo del arte peruano contemporáneo y tradicional, y sus piedras, vigas y ladrillos del valle encuentran su hogar natural aquí.
Su deliciosa cocina también se inspira en la gastronomía local, pero con un toque contemporáneo.
Sol y Luna está cerca de sitios arqueológicos y ofrece una puerta de entrada a esta civilización perdida.