Después de pasar un fin de semana en La Garrotxa, ¡volví a Barcelona con la sensación de haber estado fuera una semana entera! Una sensación que no tiene precio.
Llegamos a Les Comelles bajo un sol radiante de primavera que nos hizo olvidar todas las preocupaciones. En esta masía de la vall d’en Bas, lo único importante es llegar dispuesto a desconectar.
Toda la decoración transmite una sensación de lo más Zen: muebles sencillos de gran calidad, colores blancos y claros combinados con la madera y el hierro de una casa de campo, piedra maciza y chimeneas en espacios amplios pensados para el relax.
El jardín está dividido en diferentes zonas para disfrutar mejor de cada momento del día, desde el amanecer hasta el atardecer.
Este entorno idílico se complementa con una deliciosa gastronomía basada en el slow food; ingredientes locales y de proximidad preparados con cariño a la brasa, a fuego bien lento, y servido con delicadeza y gusto de manera progresiva y pausada, para disfrutar de cada bocado al 100%.
Un fin de semana en La Garrotxa puede ser tan activo o tan tranquilo como tú quieras. Si te gustan los deportes, te lo pasarás en grande haciendo excursiones, yendo en bici o a caballo por los alrededores. Para los amantes de la naturaleza, os recomiendo un paseo junto a un experto botánico para descubrir la flora y la fauna del lugar. Si vais en otoño, además de buscar setas, después de la excursión os las podréis comer a la brasa en Les Comelles. Pero si no te quieres mover del alojamiento, siempre puedes realizar una práctica de Yoga o Pilates al aire libre, con vistas al valle.
En esta ocasión pudimos completar nuestra estancia con un magnífico vuelo en globo sobre los volcanes y hasta Besalú. Volar en globo es una experiencia fantástica que hay que vivir al menos una vez en la vida. Ver cómo se despierta el día y escuchar el canto de los pájaros mientras vuelas a más de 1.500 metros sobre el nivel del mar es algo fascinante.
Vuelves a casa completamente renovado.