De todos los lugares del mundo, seguramente Mongolia sea uno de los destinos más variados y que ofrece un despliegue más amplio de fascinantes paisajes: ríos y arroyos que desembocan en el lago Hovsgol - el lago de agua dulce más limpio del planeta -, bosques de taiga vírgenes, estepas, majestuosas cordilleras montañosas y desierto.
Como es de esperar, los atractivos de cada región son únicos y muy variados: desde los nómadas kazajos y sus águilas doradas, cazando de un lado a otro por las montañas del oeste de Mongolia, hasta las dunas de arena en el desierto del Gobi, que parecen silbar una melodía evocadora a los exploradores, a más de 180 metros de altura.
Y, por supuesto, el intenso color naranja de los Acantilados Llameantes al atardecer, bautizados con este nombre evocador a principio de los años 20 por el paleontólogo Roy Chapman Andrews, director del Museo de Historia Natural Americano, durante una expedición por Asia Central.